La inteligencia artificial tiene un enorme potencial para fortalecer la prestación de atención médica y para ayudar a todos los países a lograr la cobertura sanitaria universal, ha reconocido la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su primer informe mundial sobre este tema.
Mejorar la velocidad y la precisión del diagnóstico y la detección de enfermedades y facilitar la atención clínica son solo dos de las ventajas que la aplicación de la inteligencia artificial tendría en el ámbito de la salud.
El informe Ética y gobernanza de la inteligencia artificial para la salud: orientación de la OMS, publicado a finales de junio, señala otros importantes usos, entre ellos reforzar la investigación en salud, el desarrollo de medicamentos y las intervenciones de salud pública.
Como parte de las intervenciones de salud pública, esta tecnología apoyaría la vigilancia de la morbilidad, la respuesta a los brotes y la gestión de los sistemas de salud.
Usos potenciales incluyen el permitir que los pacientes tengan mayor control de su propia atención y facilitar el acceso a servicios sanitarios en los países con escasos recursos o en las comunidades rurales, donde los pacientes a menudo tienen dificultades para acceder a los agentes de salud o al personal médico.
A la par de sus grandes ventajas, la inteligencia artificial conlleva importantes retos. El organismo internacional también los ha reconocido.
“Existen posibles consecuencias negativas graves si quienes financian, diseñan, regulan o utilizan las tecnologías de IA para la salud no dan prioridad a los principios éticos y las obligaciones de derechos humanos”, reza el documento de 165 páginas, resultado de dos años de consultas de un grupo de 20 expertos.
¿Cuáles peligros se esconden detrás de su uso indebido? Recopilación y utilización poco ética de los datos, además de sesgos codificados en los algoritmos.
Los expertos alertan que los derechos de los pacientes podrían quedar supeditados a los intereses comerciales de las empresas tecnológicas. Los gobiernos, por otro lado, podrían usar los datos para establecer sistemas de vigilancia y control social.
La inteligencia artificial es la capacidad de los algoritmos codificados en tecnología para aprender de los datos y realizar tareas automatizadas comparables a las de la mente humana sin que cada paso del proceso tenga que ser programado explícitamente por un humano.
RECOMENDACIONES DE LA OMS
Con el objetivo de minimizar los riesgos del uso de la inteligencia artificial en el ámbito de la salud, el organismo internacional elaboró seis principios rectores:
1) Preservar la autonomía del ser humano.
2) Promover el bienestar y la seguridad de las personas y el interés público.
3) Garantizar la transparencia, la claridad y la inteligibilidad.
4) Promover la responsabilidad y la rendición de cuentas.
5) Garantizar la inclusividad y la equidad.
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