Ginebra, 2 jun (EFE).- Los casos confirmados de viruela del mono en países no endémicos se elevan actualmente a 643, cinco veces más que los reportados hace una semana, indicó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS), que detalla que Reino Unido es el país con más contagios reportados (190) seguido de España (142).
Otros países con un elevado número de casos son Portugal (119), Alemania (44), Canadá (26), EEUU (18), Francia (17), Italia (14) y Bélgica (10), según se indicó en una reunión de expertos para analizar la respuesta de la comunidad sanitaria a este brote, en la que participan más de 2.000 profesionales ligados a la OMS.
En total se han diagnosticado casos en 26 países, 20 de ellos europeos, si bien también ha habido contagios confirmados en Argentina (2), México (1), Emiratos Árabes Unidos (4) y Australia (2), además de los mencionados en EEUU y Canadá.
Los expertos subrayaron que pese a lo inusual de este brote, es “todavía controlable”, y destacaron que la prioridad debe ser combatir la enfermedad en sus focos endémicos de África central y occidental, donde han muerto 66 personas a consecuencia de ella en lo que va de año.
En los nueve países africanos donde la enfermedad es endémica se han detectado este año 1.405 infecciones (1.264 en la República Democrática del Congo, donde se registraron 58 de las muertes), si bien la mayoría son casos sospechosos que nunca fueron confirmados en laboratorio.
En el encuentro de la OMS inaugurado hoy, que finalizará mañana viernes, el asistente al director de emergencias sanitarias de la OMS Ibrahima Soce Fall subrayó que la comunidad médica debe centrarse en continuar detectando casos, analizar posibles cadenas de transmisión y proteger a los trabajadores sanitarios.
Para ello podrían servir las vacunas contra la viruela convencional, una enfermedad más grave pero que fue erradicada en el planeta hace 40 años, por lo que la vacunación contra esa enfermedad se interrumpió hace décadas y muchas generaciones más jóvenes no están inmunizados.
Ambas viruelas son causadas por virus de la misma familia (orthopovirus), y se calcula que la vacuna contra la viruela convencional tiene una eficacia del 85 % contra la del mono, aunque es posible que ese porcentaje haya bajado debido al largo tiempo en la que la mayoría de las personas fueron inoculadas hace décadas.
Los expertos coincidieron hoy en que todavía no debe considerarse una vacunación masiva de toda la población de un país afectado contra la viruela del mono.
El experto de la Escuela de Medicina Tropical de Londres Paul Fine intervino para explicar que cuando se descubrió la viruela del mono, a finales de los años 50, se temió que pudiera llenar el “vacío” dejado por la campaña de erradicación de la viruela tradicional, aunque finalmente esto no se produjo.
Sin embargo, tras el final de la viruela a finales de los años 70 y la consiguiente suspensión de la vacunación contra una enfermedad que causó gran mortandad en el ser humano durante milenios, han aumentado de forma acelerada los casos de viruela del mono en África.
Ello causó que muchos se cuestionaran la suspensión de las campañas de vacunación contra la viruela en África, recordó.
En la última década el centro de África ha reportado unos 18.000 casos de viruela del mono, frente a unos 2.000 en la parte occidental del continente, aunque Fine matizó que en su mayor parte se trata de casos sospechosos nunca confirmados.
El experto subrayó que se cree que el principal origen de esta enfermedad zoonótica (que se transmite de animales al hombre) parece estar en las ardillas y otros roedores, por lo que su actual nombre de “viruela del mono” es cuestionable.
La enfermedad se bautizó así al ser primero detectada hace más de medio siglo por investigadores en Copenhague, la capital danesa, que la identificaron en monos procedentes de Singapur.
Fine indicó que la enfermedad tiene una transmisibilidad de entre el 10 y el 15 % en humanos, es decir, que ése es el porcentaje de personas que suelen contraerla si conviven de forma estrecha y en un mismo recinto con un infectado, sin tomar medidas sanitarias preventivas.
Los primeros casos del actual brote en zonas no endémicas se reportaron el 7 de mayo en Reino Unido, y desde entonces la OMS ha tomado medidas para vigilar el avance de los contagios y estudiar posibles medidas de contención.
La enfermedad generalmente dura entre dos y cuatro semanas, y suele empezar con fiebre, dolores de cabeza, fatiga o picores, para acabar derivando en erupciones cutáneas que generalmente comienzan en la cara pero pueden extenderse a otras partes del cuerpo.
Como medidas preventivas, la OMS recomienda evitar el contacto físico con infectados, llevar mascarilla al estar en contacto con ellos o con su ropa, y limpiar y desinfectar superficies posiblemente contaminadas.
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