Los sectores estudiados por el Instituto son Cristo Rey, Capotillo, Gualey, María Auxiliadora, Mejoramiento Social, Las Cañitas, Villa Juana, Ensanche Espaillat, La Ciénaga, Simón Bolívar, Villa María, Ensanche Luperón, Zurza, Villas Agrícolas, 27 de Febrero, Guachupita, Los Guandules y Villa Consuelo.
“Nosotros alquilamos el agua, hay una señora que hizo una bomba sumergible y vende el agua a 300 pesos la hora, usted conecta su manguera y llena”, narró José Miguel.
Cuando se le preguntó respecto a la seguridad en la zona, José dijo que los ladrones no tienen horarios para realizar sus fechorías.
“Esto es a todas horas, un día la policía hace un par de rondas, de allante, y ya no se ataca con cuchillo, eso es directamente con pistola en mano; si andas sin nada, te dan, y si no quieres dar lo que tienes, también te dan tú balazo”, añadió José.
Otros miembros de la comunidad consultados informaron que tienen más consumidores de sustancias nocivas que vendedores.
“Aquí, (de) la marihuana uno tiene que chuparse el humo aunque no fume; eso es en todas las esquinas una fumadera, arriba de villegas y todo el que llega”, dijo María Martínez.
“La droga se consigue con más facilidad que la comida, entre los que venden, los que usan y los atracadores parece que es el pan de cada día, y mire que este pedazo es de los más suaves que tiene Capotillo”, expresó Julián Mieses.
Junto con Julián había un grupo de amigos que, al ser contactados, alegan que parte de los males que atañen a su comunidad se debe a que la mayoría de los jóvenes del sector está desempleada, y con una escolaridad baja.
“Mira, tú entras a un trabajo y el jefe a los tres meses ya te quiere sacar”, criticó. Aseguidas se pregunta “cómo tú le pides a una gente que está pasando trabajo que no se muera de hambre; ahí entra las demás cosas, ya que los muchachos de ahora no están por estudiar, lo que quieren es ser chiperos o dembowseros para conseguir dinero rápido”, contó Ángel Carmona Bueno.
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