Las inundaciones en Pakistán, que han captado la atención del mundo por su magnitud y consecuencias, agravarán la inseguridad alimentaria dentro del país, así como la situación ya desastrosa en Afganistán, muy dependiente de la importación de alimento de sus vecinos.
Unas 1,200 personas han muerto y cerca de 6,000 han quedado heridas en las inundaciones, que están afectando una tercera parte del país, de una superficie casi 60% mayor a la de España.
El programa mundial de Alimentos, el mayor brazoanitario de la ONU, anticipó hoy que su capacidad para llevar alimentos a Afganistán resultará afectada por el desastre natural en Pakistán donde las lluvias de las últimas semanas han roto el récord de un siglo entero.
“Se necesita apoyo para que la agricultura vuelva a producir”, dijo por videoconferencia con la prensa en Ginebra el director del Programa Mundial de alimentos (PMA) en Afganistán, Chis Kaye.
La ONU ha pedido a los donantes 160 millones de dólares de emergencia para apoyar la respuesta del gobierno ante la calamidad y aunque las contribuciones están llegando, “todo esto resulta modesto ante enormidad de las necesidades”.
Kaye dijo que el Gobierno Pakistaní ha mostrado una importante capacidad de reacción y ha sido capaz de movilizar dinero para la gente a través de su sistema de protección social.
La preocupación de las organizaciones humanitaria es que las inundaciones afectan a una población muy frágil en términos alimentarios.
Si a principios del 2022 había 4.6 millones de personas en fases elevadas de inseguridad alimentaria, a mediados de año ya eran 5.9 millones.
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