Doha.- Las mascarillas han regresado a la expedición francesa en el Mundial de Qatar. A dos días de enfrentarse en la final a Argentina, varios jugadores sufren un proceso febril que inquieta al cuerpo médico y técnico, que comienza a preparar con esa inquietud añadida la forma en la que frenar a Lionel Messi.
A los afectados por el virus se suman otros jugadores con problemas físicos.
Aurélien Tchouaméni, que sufre una contusión en una pierna, y Théo Hernandez, con un golpe en una rodilla, volvieron a perderse el entrenamiento colectivo por segundo día consecutivo. No hay gran inquietud sobre su participación en la final.
Por ahora son cinco los jugadores afectados por el virus, después de que Raphael Varane e Ibrahima Konaté se sumaran en las últimas horas a Kingsley Coman, que sufrió síntomas el jueves. Dayot Upamecano y Adrien Rabiot ya se han reincorporado a los entrenamientos con el resto de la plantilla, después de que el virus les obligara a perderse la semifinal contra Marruecos del miércoles.
La sensación en el interior de la expedición francesa es de preocupación, pero no de pánico. Los médicos descartan que se trate de COVID y también que los síntomas sean demasiado graves. Algo de fiebre, malestar y poco más.
La bajada de las temperaturas en Doha en los últimos días y el aire acondicionado, muy fuerte en el interior de muchos lugares, son las causas que apunta el cuerpo médico francés.
A Upamecano, el primero en tenerlo, apenas le duró dos días e incluso estuvo en el banquillo contra Marruecos. No salió porque no se había entrenado los días previos y Didier Deschamps prefirió colocar en el eje de la defensa a un jugador más fresco, Ibrahima Konaté.
Rabiot, el segundo, vio la semifinal en el lujoso hotel de concentración de su selección y no participó de la fiesta en el vestuario, pero al día siguiente ya pudo ejercitarse y este viernes lo hizo con el resto de los compañeros, por lo que está a disposición del seleccionador.
Coman tenía ya algún síntoma el miércoles y el entrenador prefirió no sacarle en el partido ante Marruecos, pese a que hasta ahora había sido el reemplazo habitual de Ousmane Dembélé. Desde entonces, también se encuentra aislado.
Lo mismo sucede con Varane y Konaté, los dos últimos que han tenido síntomas, sometidos al protocolo habitual de estricto aislamiento en sus habitaciones para evitar la circulación del virus. La memoria tiene frescos los gestos de prudencia, que según relató Dembélé se siguen con mucho cuidado, el lavado de manos, la distancia de seguridad o evitar al máximo los contactos.
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